La relevancia de la implantación de Planes de Igualdad en las empresas está creciendo durante los últimos años. Esto se debe principalmente a dos motivos:

• • La necesidad de enfocar la gestión de las organizaciones hacia modelos de Responsabilidad Social Empresarial.
  • Los cambios legislativos, que imponen obligaciones en este contexto.

El Real Decreto 901/2020, de 13 de octubre, por el que se regulan los Planes de Igualdad y su registro, incluye los aspectos a contemplar en los Planes de Igualdad: plazos, procedimiento para llevarla a cabo, cuantificación de los trabajadores, los contenidos mínimos, obligatoriedad del registro, así como su vigencia, seguimiento, evaluación y revisión.

En la misma fecha se publicó, el Real Decreto 902/2020, de 13 de octubre, de igualdad retributiva entre mujeres y hombres, con el objeto de “establecer medidas específicas para hacer efectivo el derecho a la igualdad de trato y a la no discriminación entre mujeres y hombres en materia retributiva, desarrollando los mecanismos para identificar y corregir la discriminación en este ámbito y luchar contra la misma, promoviendo las condiciones necesarias y removiendo los obstáculos existentes”.

Al margen de las obligaciones que establezca la legislación, desarrollar e implantar una estrategia de igualdad garantista tiene un impacto muy importante en la organización. En primer lugar, la igualdad de trato, de oportunidades, así como la diversidad son principios básicos de una sociedad justa que, además, contribuyen a fortalecer la reputación de cualquier compañía.

En el caso de los empleados aumenta el compromiso, mejora el clima laboral y al disponer de medidas de conciliación entre vida profesional y personal, se consigue mejorar la productividad y reducir el absentismo.

Por otro lado, una apuesta clara por políticas de igualdad aumenta la capacidad de atraer talento. Los candidatos muestran más interés por formar parte de empresas socialmente responsables y no vinculadas a escándalos de bienestar social.

  Dicho lo anterior, no debemos obviar que acometer un Plan de Igualdad puede tener importantes implicaciones inicialmente no detectadas. El desarrollo e implantación del Plan de Igualdad requiere un trabajo previo de gran trascendencia, que obliga no sólo a la recopilación de información y elaboración de documentos sino también a una negociación entre los representantes de la empresa y de los trabajadores; que exigirá llegar a una serie de acuerdos tanto en el diseño del plan y su contenido, como en su implantación y seguimiento. En este sentido, es muy importante ser consciente de que los Planes de Igualdad abren un ámbito nuevo de participación sindical en la negociación colectiva y la “fotografía” real de la empresa, obtenida por medio del diagnóstico, va a contribuir sin duda a acelerar un proceso negociador en el ámbito de la empresa que no se limitará al referido plan, sino que puede abarcar diferentes cuestiones relativas a otras condiciones laborales. De ahí la trascendencia de una adecuada y asesorada instrumentación del Plan de Igualdad.

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